Charlie Tonelli es un productor, compositor y bajista argentino. Se crió en Buenos Aires, y despertó a la música y el arte en la contracultura de los años 80. Muy pronto, su pasión por la música y su creatividad lo llevaron a ser reclutado por varias discográficas y canales de televisión, hasta que Warner Music le propuso mudarse a Nueva York. Después de vivir más de veinte años en Estados Unidos, desde el 2018 está radicado en Shanghai, China. Desde este último lugar de residencia, en 2020 presentó el segundo ep de su proyecto Électriciennes (un colectivo internacional de Electro Pop donde colabora con músicos de todo el mundo). Actualmente se encuentra trabajando a la distancia con la norteamericana Jette Kelly en el próximo EP de The Hours Strange, su principal proyecto, la banda de Indie Electronic que ambos lideran. Pero antes de ese lanzamiento que será a mitad de 2022, Charlie publica su nuevo desafío en el género del Jazz Hop, que comparte con El Chen, la pianista china residente en Nueva York, que dieron en llamar Transpacific Lounge Regulars. Los tres proyectos son editados por el sello Eatkiss Records, desde Miami.
— Hola Charlie ¿Cómo estás? ¿Cómo te afectó la Pandemia este tiempo?
— ¡Uff!… Veníamos bien. En China erradicaron la pandemia con bastante rapidez – de hecho desde Mayo del 2020 que no teníamos mayormente casos. Pero la variante Omicrón entró a Shanghai –una ciudad de 25 millones de habitantes– a principios de este año y ha sido medio caótico. Como China tiene una política estrictísima en cuanto a «tolerancia cero» en relación al Covid, hace 47 días que no puedo salir de mi departamento ni para ir al ascensor. Pero bueno, uno aprovecha para terminar todos esos proyectos que estaban pendientes, esperando que hubiese un momento de calma. Este fue el momento de calma.
— ¿Cómo se inició tu camino en la música (y en particular con el bajo y la composición)? ¿En qué momento llega la producción musical?
— Yo crecí en un ambiente ajeno a todo lo musical. De hecho, en casa no teníamos ni ‘combinado’ (como se le llamaba en aquel entonces a los equipos que combinaban una radio y una bandeja giradiscos). Mi primera exposición a la música se da a mis 16 años, en un viaje a Brasil: Alguien me hizo escuchar un disco de The Smiths, y me voló la cabeza. El porqué del bajo es culpa de mi lado estético: en esa época, Simon Gallup (The Cure), Paul Simonon (The Clash), John Taylor (Duran Duran) me parecían lo más destacado arriba de un escenario – con una presencia enorme. Y yo quería emular eso, más de lo que me importaba emular la música. La producción vino muchos años después, como necesidad. Cuando me mudo a NY, sin conocer a nadie, dejé de hacer música – hasta que la tecnología empezó a hacer posible que gente como yo pudiese armar sus propias composiciones en su casa.
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— ¿Quién o quienes fueron tus profesores? ¿Cómo fue tu formación?
— Mi formación fue bastante autodidacta… tanto como músico y como productor, me las fui apañando a base de hacer y de estar rodeado de gente talentosa. Irónicamente, tuve la inmensa suerte de tener –aunque muy brevemente en ambos casos– dos profesores que son a mi entender, dos íconos del bajo: Guillermo Vadalá y Christian Basso. ¡Los dos probablemente nieguen cualquier responsabilidad! La verdad es que de chico yo vivía en Wilde (para ir a la casa de Chris ¡me tenía que tomar 3 colectivos!) así que no pude ir más que a unas pocas clases con cada uno.
— ¿A quiénes reconocés como referentes o influencias musicales?
— A esta edad supongo que tengo que hablar de “períodos”. Cuando empezaba en la música estuve muy influenciado por el new wave Británico de los 80: Psychedelic Furs, Echo and the Bunnymen, Duran Duran… Después en los 90, ya trabajando en la industria, me pegó mucho toda la movida de Bristol. Ahí fue cuando me di cuenta que ¡no necesitaba de “otros” para hacer música! Hoy día, mi música está claramente influenciada por el pop electrónico francés: Télépopmusik, Kid Francescoli (a pesar del nombre), Jabberwocky, Air, Sebastien Tellier, toda la movida.
— Tu carrera arranca en Buenos Aires en los 80… ¿Por qué decidís irte luego a NY y finalmente a Shanghai?
— Me gustaría tener una razón más profunda e intelectual, pero la verdad es que en ambos casos me fui por una “mina” (no la misma, ¡claro!). Pero más allá de la broma, la anécdota es real. Siempre tuve una fascinación por NY, que había visitado trabajando para Warner Music, y cuando mi novia de ese momento decidió irse a estudiar a Cornell, yo la seguí y nos instalamos en Manhattan. Fast-forward veinte años, en otra relación, yo había viajado mucho por el Sudeste Asiático, y a mi pareja –ella es arquitecta– le ofrecen dirigir un estudio en Shanghai, y nos vinimos.
— ¿Cómo definirías tu estilo musical?
— Supongo que en la música –así como en la comida o el cine o la literatura– soy de gustos bastante amplios. Hay dos componentes que son innegociables (o tal vez tres): El primero es formal, y es la electrónica. Yo ni soy instrumentista, ni tengo una banda de músicos en el estudio, así que la base de todo lo que escribo empieza por una exploración de sonidos o samples, digitalmente. El segundo componente es estructural: a pesar de su mala reputación, yo disfruto de la música pop. Y me gusta que mis canciones sean fáciles de escuchar. El tercer componente es psicológico: hay una cierta melancolía en mis composiciones, aún en las que son más upbeat. No es intencional, pero si es innegable.
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— ¿En qué consiste tu proyecto “The Hours Strange”? ¿Y “Électriciennes”?
— The Hours Strange es mi proyecto más importante (sino el más prolífico). En The Hours Strange están volcadas directamente mis emociones, mi manera de sentir, mi personalidad, por ponerlo de manera burda. Es un dúo con Jette Kelly, una cantante y escritora increíble, y más poeta que otra cosa. Lamentablemente ahora Jette está viviendo en Los Ángeles, así que escribimos mucho más lentamente. Musicalmente, es música Indie, o pop alternativo. Électriciennes, por otro lado, es mi lado social. Es un electropop más tradicional: más accesible. Son producciones mías donde invito a colaborar a cantantes y músicos de todo el mundo, lo cual lo hace más ecléctico. Es como un escape de la intensidad lírica de The Hours Strange.
— ¿Cómo se formó el dúo “Transpacific Lounge Regulars” junto a la pianista El Chen? ¿Qué nos podés contar de su EP “Volume1”? ¿Es cierto que fue grabado en base a improvisaciones?
— Todo lo que toca El Chen en el disco es improvisado. La verdad es un placer oírla. El proyecto se da de casualidad – nos presentó Alejandro Scott, un director de cine Chileno – y al principio lo que nos intrigó a ambos fue cuan alejados estábamos el uno del otro en cuanto al disfrute de hacer música: El Chen tiene formación clásica, es una genial instrumentista, quien luego de su paso por el Jazz toca mayormente de forma improvisada. Yo soy autodidacta, hay discos en los que no toco ni un sólo instrumento, y viniendo de la electrónica, tengo límites muy concretos sobre cuanto puedo improvisar. Así que empezamos con un total escepticismo, y nos terminamos enamorando del proyecto. El proceso fue así: yo armaba las bases y el contexto sonoro, nos metíamos en un estudio donde El Chen improvisaba sobre esas bases durante horas, y al cabo de las sesiones, yo elegí fragmentos que fui editando, para darle a todo una estructura. No sé si es muy eficiente como método compositivo, pero el resultado si valió la pena.
— ¿Qué es esto del “Jazz Hop”?
— En un sentido amplio, el Jazz Hop es una fusión del Jazz con el Hip Hop – al menos en sus comienzos, allá por los 80s. Últimamente, no obstante, hay una vertiente más alternativa que agrega elementos del Nu Jazz, Trip Hop, y en nuestro caso mucho de Lo Fi –que es un género que a mí me intriga mucho, no sólo musicalmente sino sociológicamente, por el impacto que ha tenido en una cierta capa demográfica–. Con todo, El Chen –la pianista y otra mitad de Transpacific Lounge Regulars– tiene una formación recontra-clásica, la cual a pesar de su gusto por el Jazz, no logra del todo esconder. Así que nosotros hacemos un Jazz Hop con toque neoclásico, lo cual – semánticamente – suena a “bizarrada”, pero de alguna forma – musicalmente – no suena mal.
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— Qué podemos encontrar en el video de Pas D’Oiseaux («En ausencia de pájaros») surgido de uno de los temas del EP?
— El video de Pas D’Oiseaux es una colección de intimidades. Filmado en 4K y dirigido con un enorme buen gusto por Alejando Scott (quien justamente nos presentase a El y a mí), el video captura momentos de la banda en el estudio, en nuestro café favorito, y en las calles del antiguo barrio Francés de Shanghai. Alejandro además tuvo la temeridad de pedirnos que grabáramos extractos de poesías y canciones que habíamos escrito (tanto El Chen como yo), que luego mezcló dentro del video – dándole un tinte narrativo, casi como si fuese un trailer de una película inexistente. No sólo eso, sino que crea una versión inédita – ya que el disco no tiene las voces narradas – y hay más de una persona que me ha dicho que ¡prefiere la versión del video al tema en el disco!
— De tus numerosos viajes y lugares visitados… ¿Hay alguna anécdota que recuerdes y quieras compartir con los lectores?
— Uff… Tantos años, tantos lugares, ¡tantas anécdotas jugosas que no puedo contar! Además acordate que empecé a trabajar como Label Manager en Warner Music, así que tengo historias de mil artistas. Aunque una de las más interesantes se dio en Buenos Aires – era mi primer trabajo para Warner y me encargaron ocuparme de llevar a un grupo Mexicano (Café Tacuba, luego de su primer disco que fue un éxito enorme en toda América Latina – y de hecho les valió un Grammy) a Mar del Plata, donde iban a tocar con Fito Páez. La noche anterior al concierto, tocaron en Buenos Aires en un evento auspiciado por José Cuervo… No voy a decir mucho, sólo que al llegar a Mar del Plata al día siguiente, todavía con resaca, fue que me di cuenta que ¡me había olvidado al cantante en la estación de Retiro!
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— ¿Cómo puede hacer la gente para escucharte y saber más de vos y tus proyectos?
— En Instagram, mi cuenta @Electriciennes es donde en general concentro todo lo que tiene que ver con mis proyectos de música sea The Hours Strange, Transpacific Lounge Regulars o, lógicamente, Électriciennes. Tengo una cuenta @Charlie_Tonelli (tanto en Twitter como en Instagram), pero ahí hablo de cualquier sandez. En cuanto a la música, está disponible en cualquier plataforma: Spotify, Apple Music, Deezer, YouTube, Amazon, cualquiera.
— Por último ¿Qué te gustaría decirles a los lectores de nuestra revista?
— Que dado el tenor de las entrevistas, el calibre de los artículos de encontrarte Musical, tengo una admiración y respeto enorme por la curiosidad y sofisticación de sus lectores. Cualquiera sea su edad y gusto musical, espero que nunca abandonen esa búsqueda, y ese interés por descubrir. La música es siempre su propia recompensa.
¿Conocías la música de Charlie? Queremos conocer tu opinión.
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Músico, periodista y programador de PC. Fundador y director de la revista encontrArte Musical